Entrada destacada

Trailer

 

24 septiembre, 2024

Pierna de metal

Qué bien se siente colgarse del metal, alargar una pierna y llevarla hasta el otro extremo de la habitación. Como si no fuera humana, como si midiera el tiempo en puntos dispares, en modos de confundir las células, creyéndose existir antes del big bang, antes de los estornudos de algún bisabuelo, antes de que el agua recorriera riñones y pelo ajeno, cavidades dentales, poros, cicatrices de bala, insectos sin alas y las pocas flores que quedaron en la entrada. Como si no supiera caminar, como si fuera un apéndice envuelto en sábanas blancas, arrastrada como arrastra una niña su peluche, o como nos arrastra a nosotros el día, lo que está seco, la política.

*

¿Y qué pasaría si no tuviera piernas?

A veces cuando bailo sola en la sala de mi casa me quedo sin una pierna. Doy pequeños saltos para seguir bailando, hay una especie de inercia corporal que no se detiene sólo por el hecho de tener una pierna faltante. Bailar es cosa seria.

                                                                                            *

Cuando llego al orgasmo siento cosquillas en todo el cuerpo. Desde los pies hasta el pecho me extiendo acostada, pero la energía me impulsa de nuevo hasta los pies. La cabeza hacia arriba, me agarro el coño. Yaaaaaa pataleando. Una a una mis piernas se dejan caer con peso en el suelo. Retrocedo. Puede ser así, o también puede ser asá.

*

Hablando de centímetros, tenía como 5 de dilatación cuando sucedió. En el hospital, luego de horas de caminar, ya estaba lista para que me internaran. Pero mi cuerpo era un laboratorio, un caso de estudio. Los nuevos necesitaban experiencia. ¿Cómo se palpan 5 centímetros de dilatación en una vagina? Ahí estaba yo, lista para que pudieran explorar, con las piernas abiertas. Un chico joven tuvo la fortuna o la maldición. Introdujo dos dedos temblorosos en mi dilatado abismo.

*

Soy un desastre. Entre las piernas. Parezco una adolescente manchando de sangre calzones, pantalones, sábanas.

*

Hace muchos años una amiga me prestó su ejemplar de “Treblinka”, de Chil Rajchman. El libro pertenecía en realidad a su papá, quien coleccionaba todo libro que se publicara sobre la Segunda Guerra Mundial. Fue bastante perturbador leer sobre  la mecánica de los hornos. No me esperaba tanto detalle, y menos tanto detalle sobre “la prueba y error” para alcanzar la mayor eficiencia posible en este proceso. Para resumir, los alemanes se dieron cuenta que, para obtener mejores resultados durante la cremación, los cuerpos de hombres y niños debían mezclarse con el de mujeres, primero, y si eran gordas, mejor. Me tiemblan las piernas.

No hay comentarios.: