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06 octubre, 2024

Dedos

Uno de los poemas más dolorosos que existen en el mundo es de Wislawa Szymborska:


“Nada en propiedad, todo prestado.

Estoy empeñada hasta el cuello.

Tendré que liquidar la deuda

entregándome a mí misma.


Así está establecido:

devolver el corazón,

devolver el hígado,

y cada uno de los dedos.”


*

No quiero entregar los dedos. Por extensión las manos. Que me acorralen, que me griten. No los entrego, no hasta hacer el último gesto. Me apuntaste con el arma, la pusiste en mi boca, disparaste, no me dio tiempo de decir nada, sentí líquido caliente bajando por la garganta, sabía que me iba a morir, no había escapatoria, puse mi mano en tu mano que todavía sostenía el arma en mi boca y te acaricié.

*

Desperté al día siguiente sabiendo que así me quiero ir, no con el disparo, pero sí con el gesto de mis dedos.

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