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06 octubre, 2024

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Índice

Escribir el cuerpo es sólo el principio:

Puños

Cabeza

“Y aquí estoy perdida en la linealidad, dónde está la libertad en mi cabeza, de no poder hacer otra cosa que no sea moverme solo de un lado a otro, atrapada en líneas rectas cada mañana en cuanto llego a la oficina.” Rebecca Watson

*

La idea era crear una línea en diagonal con nuestro cuerpo, desde el talón, atravesando la pierna, columna vertebral, cabeza, brazo extendido y puntas de los dedos.  Tomamos algunas fotos. Cuando las ví, días después, me di cuenta que no logré la línea diagonal. Mis pies, piernas y torso están en posición correcta, pero hay un quiebre a nivel de mi cuello, éste desciende un poco más de lo que debería, cortando la linealidad del cuerpo y proponiendo una leve colina, una inclinación, haciendo que mi cabeza caiga con peso. Es una pequeña joroba. Me toco esa vértebra que sobresale mientras sigo observando la foto. Es un hueso salido que equilibra mi rostro, es el equivalente del huesito que se solidificó en mi nariz. Las proporciones son distintas, pero la intención es la misma. Siento que hay una batalla constante en mi cuerpo por encontrar la simetría. Batalla perdida.

*

Watson hablaba de otra linealidad y de otra experiencia de la cabeza.

Dedos

Uno de los poemas más dolorosos que existen en el mundo es de Wislawa Szymborska:


“Nada en propiedad, todo prestado.

Estoy empeñada hasta el cuello.

Tendré que liquidar la deuda

entregándome a mí misma.


Así está establecido:

devolver el corazón,

devolver el hígado,

y cada uno de los dedos.”


*

No quiero entregar los dedos. Por extensión las manos. Que me acorralen, que me griten. No los entrego, no hasta hacer el último gesto. Me apuntaste con el arma, la pusiste en mi boca, disparaste, no me dio tiempo de decir nada, sentí líquido caliente bajando por la garganta, sabía que me iba a morir, no había escapatoria, puse mi mano en tu mano que todavía sostenía el arma en mi boca y te acaricié.

*

Desperté al día siguiente sabiendo que así me quiero ir, no con el disparo, pero sí con el gesto de mis dedos.

Cuerpo libre

Convergencias entre la novela de Giraud y mi vida:

"Pienso en mí, me miro de forma diferente, no sé cómo he llegado a esto, voy a entrar en la categoría de las chicas que se quedan embarazadas, que corresponde al grado más bajo de las categorías de chica. Unos adultos van a juzgarme, van a mirarme como a una chica fácil, una chica de los suburbios, una víctima quizá, sin ética y sin educación". Brigitte Giraud

*

Ya encontré la frase que pondré en mi pancarta cuando vaya a la próxima manifestación en favor del aborto:

“Ahora mismo quiero librarme de un estado, no de un niño”. Brigitte Giraud




Morir

La inmortalidad o la ilusión de la inmortalidad es el límite último. Todos nuestros esfuerzos como cardumen, en medicina, biología, física, astrofísica, religión, en todo, están ligados a esta búsqueda por mover ese límite, llevarlo más lejos, aunque sea a una distancia microscópica de donde estamos. El récord mundial de 50 metros estilo libre es de 20.91. El récord mundial de apnea estática es de 11:35 minutos. Una inmortalidad, entonces, está libre de números o, por el contrario, se compone de números infinitos.

La inmortalidad o el control. “La escritura es control”, dice Zadie Smith en uno de sus ensayos. Escribir es control. Y escribir el cuerpo ¿qué es? En el ámbito de las ciencias todo indica que vivimos más. En el lenguaje, ¿cuál es su equivalente? ¿La ciencia ficción? El futuro del cardumen sería poder controlar nuestras enfermedades, los funcionamientos erráticos, evitar la muerte de las células por nuestros propios medios. Una evolución. ¿Una idea errónea, un imposible? Vivir más, por la interocepción. ¿La escritura sería el medio? Hay algo de doblegamiento y de sentencia en todo esto del cuerpo. Giraud, una escritora francesa, ya lo dijo: "Al principio no sé que tengo un cuerpo. Que mi cuerpo y yo no vamos a separarnos nunca". Por más que lo intente.

Mecanismos

Philip Lopate divaga sobre los mecanismos de su cuerpo: “Cuando estoy sentado, la cabeza se me inclina hacia la derecha; cuando camino, la parte superior de mi cuerpo se encorva hacia delante, en un intento furtivo por ver de antemano lo que hay en la calle”